Misión, visión y valores

Nuestra misión: evangelizar.

Madre Petra

El Colegio Inmaculado Corazón de María, es un Centro Educativo de la Congregación Madres de Desamparados y San José de la Montaña. Nuestra fundadora la Beata Petra de San José fundó la Congregación en 1881 (Málaga), llegó a Valencia a finales de mayo de 1893 y el 7 de diciembre de 1903 se colocó la primera piedra del edificio que albergó la actividad educativa y social en la Avda. San José de la Montaña, 15. Poco a poco el número de alumnos fue creciendo y las instalaciones quedaron pequeñas. El 28 de mayo de 1961 se puso la primera piedra del actual edificio; se edificó en la huerta de la casa primitiva.

En colaboración con las familias y con el deseo de que el alumno sea el protagonista de su aprendizaje, la Comunidad educativa del Colegio Inmaculado Corazón de María promueve la educación integral de los alumnos desde una visión trascendente de la persona y del mundo que propone a Jesucristo como máxima realización del ser humano.

Trabajamos por conseguir la excelencia humana y cristiana de nuestros alumnos y eso requiere sumar esfuerzos de todos los que perseguimos el mismo objetivo; para ello contamos, en primer lugar, con recursos humanos competentes tanto en formación como en trabajo en equipo.

La Comunidad Educativa formada por los alumnos, sus familias, las Religiosas, los profesores y el personal de administración y servicios, animados por los mismo valores y con un fuerte sentimiento de pertenencia al Centro, constituye el principal recurso humano del Colegio.

Visión de los Centros MD

Los Centros MD son lugares acogedores desde su concepción trascendente del mundo y del ser humano, que atienden a niños, jóvenes y ancianos en situación de desamparo. Abiertos al cambio, a la innovación y que ofrezcan un servicio de calidad, prestigio y reconocida credibilidad, que sea un referente en el ámbito de la Iglesia y de la sociedad.

¿Qué son los valores de nuestros Centros MD?

L

os valores son los cimientos sobre los cuales debe regirse la manera de actuar de las personas que formamos parte de la familia MD. 

Vemos en la actualidad, que en nuestra sociedad se está inculcando en la persona el relativismo, podemos escuchar expresiones como “todo son verdades”, “no hay una verdad”, “todo vale si a ti te sirve y si no, se desecha”, a veces incluso a las personas. 

Bauman habla de una sociedad líquida en la que nada perdura, todo es precario, hay un ritmo cambiante e inestable, hay una gran tendencia al individualismo, al yoismo. Incluso, lo que antes era aceptado como malo, ahora es bueno. Y vemos en las series, en las películas que los superhéroes se emborrachan, que se puede ganar dinero a costa de lo que sea, hay mucha tendencia al cuidado de uno mismo pero a veces, por encima de los demás, etc. 

En medio de este mundo hostil, tenemos la delicada misión de inculcar los valores de nuestros centros. 

Origen de la palabra VALOR 

Viene del latín “Valere” que significa ser fuerte. En este contexto, los valores son virtudes o cualidades que caracterizan a una persona y que se consideran positivos o de gran importancia para un grupo social. 

Son proyectos ideales de comportarse y de existir que el ser humano aprecia, desea y usca. 

Los valores de nuestra Familia MD 

Estos son los valores que nos identifican, los valores que moraban en Madre Petra y nos dejó como legado.

Caridad misericordiosa: Amor que se abaje a la miseria humana para remediarla y que tienda a suavizar, en la medida de lo posible, el desajuste emocional y social, la inseguridad interna y las frustraciones de la vida en sus diferentes etapas. 

Acogida: Recibimiento, hospitalidad, protección y amparo hacia el ser humano. 

Espíritu de familia: Inspirado en la familia de Nazaret, hace de nuestros centros, ambientes cálidos, espacios para el afecto y las relaciones interpersonales, contextos de colaboración mutua, lugares de pertenencia que permiten a la persona construirse con unos valores comunes. Nos constituimos como una familia para las personas, donde el cariño, la confianza, la tolerancia, el amor y la comprensión imperan en todos nuestros actos. 

Alegría: que brota de lo más profundo de nuestros corazones y se derrama en la vida cotidiana para conformar un estilo de vida. Es la alegría que contagia, que llena de buen humor nuestros centros, que forja el optimismo y la visión positiva de los demás y de la vida. 

Firmeza y Ternura: Madre Petra a través de su vida nos invita a educar, acoger y cuidar con firmeza y ternura. La firmeza es la constancia y la responsabilidad de vivir los valores morales y espirituales. La ternura es la expresión más serena, bella y firme del amor. Es el respeto, el reconocimiento y el cariño expresado en la caricia, en el detalle sutil, en el regalo inesperado, en la mirada, en la escucha atenta, o en el abrazo entregado y sincero. Gracias a la ternura, las relaciones afectivas crean las raíces del vínculo, del respeto, de la consideración y del verdadero amor. Con la ternura, las personas reciben también un sostén emocional fundamental. 

Sensibilidad: Madre Petra supo ver en cada desfavorecido el mismo rostro de Cristo. Esa es la cuna de su sensibilidad hacia ellos. Guiados por su Carisma pondremos una mirada entrañable, de manera especial, por aquellas personas que más dificultades tienen, que sufren desconsuelo, que son rechazadas y/o que viven en la soledad. 

Confianza en la Providencia: La confianza en la Providencia nos dispone a sentirnos instrumentos en manos de Dios, para el bien de los demás. Como el Sembrador, nuestra tarea educativa es llenar de semillas de bien el corazón de las personas, con la confianza plena de que el Padre recogerá los frutos. Toda la vida de nuestra fundadora está adornada de gestos hermosos de fe en la providencia divina que permanentemente le compensará su confianza. 

Compromiso: Al comprometernos, ponemos al máximo nuestras capacidades para sacar adelante la tarea encomendada. El compromiso nos lleva a sentir como propia la Misión de la Congregación.